Esta receta de pollo rustido al estilo payés me la enseñó mi prima María de la Trinidad. Ella tiene una cuñada que allá por los 60 o 70 se fue a trabajar a Barcelona, se echó novio, se casó y ya pues se hizo catalana, porque una cosa se me ocurre… ¿Un catalán nace o se hace?, bueno esa reflexión daría para otro blog.
El caso es que enseñó a mi prima y ella me enseñó a mí la receta de este pollo rustido. ¡Nenes, el tema este de hacer una rustidera daría para hacer una tesis doctoral, oye! Hay quien dice que una rustidera de pollo se hace en el horno, hay quien dice que se hace en cazuela sin poner la tapa para que evapore y en fin, como en casi todo en la vida, para gustos, colores, así que yo os voy a explicar cómo me la enseñaron a mí, que es de la forma que enseñó a mi prima su cuñada, que le enseñó su suegra, que era de Olot, y eso tiene que tener algún valor, digo yo.
Esta va a ser facilita de hacer, como debe ser. Muy, muy rica y con ingredientes fáciles de conseguir.

- Serving: 4 comensales
Pollo rustido
Esta es una forma muy fácil de hacer un pollo rustido al estilo payés, muy rico y con ingredientes fáciles de conseguir.
Las cantidades que os pongo son para 4 personas, así que si sois más o menos a la mesa, pues a sacar la calculadora.
Ingredients
Instructions
La receta:
En una cazuela…
Freímos la cebolla en trocitos y cuando esté pochadica le añadimos el tomate, pelado y troceado. Terminamos de dorarla y lo apartamos.
De seguido freímos el pollo, hasta que esté bien doradito, le echamos la cebolla con el tomate fritos anteriormente.
Ahora le retiramos todo el aceite que podamos con un cucharón, el quede será suficiente y vamos a echarle agua en abundancia, pero sin llegar a cubrir los ingredientes.
Y le vamos a echar todos los demás ingredientes, así, sin contemplaciones. La cabeza de ajos, las ciruelas, el brandy, la canela en rama, los granos de pimienta y el clavo. No os olvidéis de ponerle la sal al gusto.
Lo vamos a poner a fuego fuerte hasta que hierva y justo entonces lo bajamos a fuego lento y lo vamos a dejar así como una hora, sin poner la tapadera o bien si la ponemos, la dejamos sin encajar, para que vaya saliendo el vapor y el pollo no se nos haga cocido.

Consejos:
No abuséis de la canela, así como media ramita irá bien. Si no disponéis de canela en rama, pero sí de canela en polvo llevad cuidado y echadla con precaución.
El clavo de olor es una especia superfuerte, con un par de clavos será suficiente.
Recordad siempre que con las especias será mejor quedarse corto que pasarse.
Y como siempre, una novelica.
de José Vicente Alfaro.
Cuando era jovencica los escritores escribían libros, que luego enviaban a las editoriales y todo ese rollo que habréis visto en alguna película.
Hoy día, o bien hay más talentos que papel, o no sé bien qué pasa, pero algunos autores tienen que auto-publicarse así mismos, cosa que es posible gracias a Amazon, que es lo que yo conozco, seguramente habrá más sitios donde hacerlo.
Este autor, José Vicente Alfaro, se llama, lo he buscado en el facebook y ya me he dado cuenta que es un chico muy guapo, de Huelva, y por ponerle algún defecto, abogado. Pues que ha tenido que publicarse el sólo, pero bueno, estoy segura que pronto le lloverán ofertas de todas partes.
Esta novela, que es de esas históricas, está ambientada en el Tibet, que es el país ese que está lleno de hombres con la cabeza afeitada, y eso que creo que hace un frío de la muerte.
Transcurre en los tiempos de Kublai khan y de Marco Polo, (¡a este sí que lo conocéis!); y va de todo el rollo ese de las reencarnaciones de los lamas y eso. Ya sabéis que allí se muere un lama y se reencarna luego en un chiquillo, para regresar otra vez al monasterio. El señor nos ampare si algún día a los políticos de este país se les ocurre hacer lo mismo.
La historia va de las aventuras que les pasan a dos chiquillos muy bonicos que, ¡ay señor, si es que les pasa de todo!. Desde que en su aldea los “mira un tuerto”, hasta que caen en manos de gentuza que se aprovecha de ellos y todo eso.
Muy bonica, muy recomendable, y en especial hay una cosa que da interés a la novela, y es que estoy segura de que los nombres de los personajes son los mismos de los muebles del Ikea, impronunciables. Lo que no te da más alternativa que aprenderlos de memoria o si no, te pierdes.
Leedla que os gustará.
Sed buenos.
Neleta.